Todo empezó lentamente. Primero, una copa que se rompía en el suelo, luego, una silla que se movía unos centímetros y las puertas que se abrían lentamente. Poco a poco todo aumentó hasta llenar la casa de ruidos y voces extrañas. Joaquín, casi paralizado de miedo, observaba la extraña escena. Después de todo, él había sido el único habitante de esa solitaria mansión desde hace más de 300 años.
Casa embrujada
2020-07-24T23:24:44.000-05:00