Ni pastillas, ni un tiro certero, ni siquiera una irremediable caída, son tan efectivas como dormir. Dormir hasta que tu cuerpo olvide lo que era estar despierto, dormir hasta que tu mente empiece a desaparecer.
Dormir, sin hambre, ni frío, ni dolor o miedo, dormir, solamente dormir por toda la eternidad...