Se deja caer al lado de la cama con el frasco de pastillas vacío aún en su mano, pronuncia unas pocas palabras que ya no se alcanzan a escuchar, siente que el viento entra desde la ventana abierta y escucha al fondo el ruido incesante de la ciudad.
Respira profundamente mientras empieza a sentir cómo el calor recorre su cuerpo y forma una especie de calma extraña que solo puedes sentir una vez en la vida.
Se sobresalta, abre los ojos con la mirada fija y un grito sale desgarradoramente desde su garganta: "¡Nos han mentido! ¡Todos se equivocaron! ¡Todo es mentira!" Cae en seguida, aún con los ojos abiertos y la boca abierta.
Su cuerpo es encontrado tres días después...