Mientras me encontraba buscando en internet el regalo para mi novia empezó a sonar el teléfono, tomé el celular, sin dejar de ver la pantalla de la computadora y respondí de inmediato.
— ¿Bueno?
— Hola, amor, ¿cómo estás?
— Bien, revisando unas cosas en internet, ¿y tú? ¿Estás enferma?
— No, ¿por qué? Solo un poco aburrida, esperando impaciente la hora de tu llegada.
— Es que te escucho la voz un poco rara, pero debe de ser la recepción del teléfono. Espero poder llegar como a las ocho, ¿te parece bien?
— Excelente, ¿vamos a ir a cenar a ese lugar que me encanta? Bueno, no me digas, prefiero que sea sorpresa
¿Sorpresa? Pero si yo le había preguntado desde hace una semana si quería salir por su cumpleaños y me dijo que prefería quedarse en casa… Bueno, seguro lo olvidó, siempre que se le mete una idea nueva olvida todo lo que dijo, aunque tenía planeado darle el regalo durante la cena y no creo que sea buena idea estarlo llevando de un lado a otro, voy a tratar de convencerla de quedarnos en su casa.
— Bueno, en realidad tenía pensado ir a tu casa y pedir algo de cenar ahí, aunque si prefieres salir supongo que podemos hacerlo, pero sabes que el frío y yo no nos llevamos muy bien.
— No hay problema. Es que tenía la idea de que íbamos a salir por lo que dijiste ayer, pero creo que también tienen entrega a domicilio, podremos poner música y ver una película, va a ser muy romántico.
Sí, recuerdo que le dije que tenía tiempo que no íbamos a su restaurante favorito, pero no esperaba que eso lo interpretara como que quería ir hoy, sabe que no suelo cambiar los planes a último momento.
— ¿Prefieres ir a cenar allá?
— No, está bien, me agrada la idea de quedarnos aquí, podemos ver “Diario de una pasión” y comer pizza y pasta, ¿podrías comprar un vino? El último se acabó cuando vinieron Karla y su novio, ¿te acuerdas de ellos? Vinieron hace una semana para contarme que ya se van a casar, creo que a principios del próximo año. Karla lanzó una indirecta acerca de nuestros planes a futuro, pero le dije que no teníamos planes de comprometernos… ¿Estás bien? Regularmente tú eres el primero que hace el comentario de… No has cambiado de opinión, ¿cierto? porque te amo, pero yo estoy completamente segura de no querer casarme. Sé que la boda de tu primo hace dos meses fue muy emotiva, pero creí que había sido cosa del momento… ¿Sigues ahí?
¿"Diario de una pasión"? ¿Pizza y pasta? Yo ya estaba saboreando el sirloin… Espera ¿Cómo está eso de que no quiere casarse? Creí que los dos estábamos seguros de que el matrimonio era algo importante para nosotros, y lo dice así tan simple… ¿La boda de mi primo? ¿Qué no la última boda a la que fui fue hace como dos años? Creo que ni siquiera la invité porque llevábamos muy poco tiempo…
— Sabes que regularmente me río de tus bromas, Laura, pero esta no la entiendo…
— ¿¡Quién es Laura!? ¡No me digas que tienes a otra, Alfredo!
— ¿Alfredo? Soy Diego… ¿Quién habla?
— ¡Paulina! ¿Quién es Diego?
— ¡Yo soy Diego!
Alcancé a escuchar algunos ruidos del otro lado y luego un pequeño suspiro de sorpresa, acompañado de una pequeña risa.
— ¡Ay no! ¡Perdón! Dejé cargando mi celular y usé el teléfono para marcarle a mi novio, pero parece que en lugar de poner el 6 puse un 9. ¡Lo siento tanto!
En ese momento se escuchó una estrepitosa risa del otro lado del auricular. Yo no pude resistirme y también me puse a reír…
— Espera… Diego, ¿verdad? ¿No te diste cuenta que el número no era de tu novia?
— Es que estaba muy concentrado buscando su regalo y solo respondí por impulso, no vi el número en la pantalla… Bueno, espero que Alfredo sí te lleve a cenar a tu restaurante favorito.
— ¡Gracias! Suerte con la cena de cumpleaños de Laura…
Colgué el celular bastante confundido, pero inmediatamente recordé que aún no encontraba el regalo de Laura y volví a sumergirme en el mundo cibernético.