Publicado originalmente en Manos y Voces por la Cultura y la Identidad AC
Actualmente, uno de los males que más aqueja tanto a jóvenes como a adultos, de cualquier entorno social, es la depresión. Enfermedad que hasta hace relativamente poco no era tomada en cuenta y los que la padecían, generalmente, carecían de tratamiento.
La depresión fue definida por Méndez, Olivares y Ros en 2001, basados en el trabajo de Weinber, Rutman, Sullivan, Pencik y Dietz en 1973, como: “un problema psicológico complejo caracterizado por un estado de ánimo irritable, falta de motivación y disminución de la conducta adaptativa. Incluye, también, alteraciones del apetito, del sueño, de la actividad motora, cansancio, pobre autoconcepto, baja autoestima, sentimientos de culpa, dificultades para pensar o concentrarse, indecisión, ideas de muerte o suicidio e intentos de suicidio.”
De acuerdo con estos autores, algunos de los síntomas que presentan las personas con depresión son los siguientes:
1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días (se siente triste, vacío, sin esperanza o irritable) esto se puede notar ya sea en una visión subjetiva o por observación de otras personas.
2. Disminución importante en el interés y en el placer que tiene por realizar todas o casi todas las actividades que realiza durante el día.
3. Pérdida o aumento de peso y pérdida o aumento del apetito.
4. Insomnio o hipersomnia recurrente.
5. Agitación o retraso psicomotor que pueda ser percibido por otras personas.
6. Fatiga o pérdida de energía.
7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada que puede llegar a ser delirante.
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y para tomar decisiones.
9. Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas o intento de suicidio.
La depresión juvenil está relacionada, en gran medida, con el ámbito en el que se desarrollan los jóvenes: Las relaciones personales, el afecto, la presión por el futuro, la necesidad de encontrar su identidad y, al mismo tiempo, un grupo al que puedan pertenecer… Todo esto se vuelve más complicado en el mundo actual ya que hay demasiadas exigencias en el mundo, demasiadas metas que ellos creen que deben cumplir, lo que hace que, desde muy pequeños, padezcan ansiedades, dudas, temores y estrés que puede desencadenar en depresión.
Es importante que los jóvenes puedan sentirse libres de expresar sus sentimientos, sus temores, sus inquietudes y sus preocupaciones. Tal vez esto no ayude a que disminuya el número de personas que pueden ser propensas a la depresión pero sí ayudará a que más personas con este padecimiento puedan recibir la ayuda que necesitan.
También es importante que la sociedad tome conciencia de la depresión, ya que, incluso en esta época, hay personas que creen que la depresión se “cura” cuando encuentras pareja, cuando cumples un objetivo o simplemente cuando niegas la enfermedad y continúas tu vida como si nada, sin saber que es necesario un tratamiento profesional para poder mejorar.
Por suerte, hay una gran cantidad de sitios de ayuda. Tanto que las redes sociales se han sumado a esta causa: Si escribes en el buscador de Facebook la palabra «depresión» el primer resultado es un centro de ayuda en donde esta red social ofrece ayuda para ti o para alguien cercano; también puedes usar #VivirConDepresion en Twitter para encontrar más información al respecto, consejos y publicaciones de personas que viven lidian día a día con esta enfermedad.