Esa mañana, después de ver las noticias, dejó su celular en la mesa de la cocina, tomó su chamarra favorita y salió de casa por última vez.
Caminó hasta que sus piernas comenzaron a doblarse. Observó a su alrededor, nada.
Se recostó y observó con calma el fin del atardecer y al poco rato, oscuridad total.
Por fin, ella logró hacerse una sola con la tierra que la reclamaba.